domingo, 22 de marzo de 2009

Oscar Wilde

Traemos hoy a nuestro Jardín de los Instantes Perdidos, para disfrute de todos sus moradores y paseantes, al ingenioso, polé­mico y cínico escri­tor irlandés Oscar Wilde (1854-1900):


Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.

El primer deber de un crítico de arte es tener la boca callada en todo momento y bajo cualquier circuns­tancia.

Es terriblemente triste que el talento dure más que la belleza.

Las recompensas del mundo degradan tanto al hombre como sus castigos.

El deber es lo que esperamos que hagan los demás.

Para dormirme cuento mis defectos.

Mis deseos son órdenes para mí.

Envejecer no es nada; lo terrible es seguir sintiéndose joven.

El matrimonio es un 97 por cien de conversación.

Experiencia es el nombre que todos dan a sus propios errores.

Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen.

Admiro a los hombres que han pasado de los setenta; siempre ofrecen a las mujeres un amor para toda la vida.

Si no se hablara nunca de una cosa, sería como si no hubiera sucedido.

A veces pienso que Dios creando al hombre sobreestimó un poco su habilidad.

Cuando hay demasiada libertad nunca hay bastante.

Sólo publican memorias aquellas personas que ya han perdido totalmente la memoria.

Un hombre que no piensa en sí mismo no piensa en nada.

Si uno dice la verdad, tarde o temprano será descubierto.

El que vive más de una vida debe morir más de una muerte.

Si una mujer se vuelve a casar al quedarse viuda, odiaba a su primer marido; si un hombre se casa por segunda vez, adoraba a su primera esposa.

Formar parte de la sociedad es un fastidio, pero estar excluido de ella es una tragedia.

El drama de la vejez no consiste en ser viejo sino en haber sido joven.

El hombre que se ocupa de su pasado no merece tener un porvenir.

Las lágrimas son el refugio de las mujeres feas, pero la ruina de las bonitas.

Entre un hombre y una mujer no hay amistad posible. Hay amor, odio, pasión, pero no amistad.

Un cínico es un hombre que conoce el precio de todo y no da valor a nada.

Dad una careta al hombre y os dirá la verdad.

Los hombres se casan por cansancio, las mujeres por curiosidad; ambos quedan chasqueados.

Para la mayoría de nosotros, la verdadera vida es la vida que no llevamos.

El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.


Osca® Wilde

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